Como ya comentamos hace un mes exactamente, la guerra que Motorola y Apple llevaban por infracción de patentes había llegado a un parón, después de que un juez federal de Chicago, Posner, decidiera desestimar la demanda presentada, alegando que ninguna de las parte había podido probar los daños que decían haber recibido. Aunque la sentencia vino con prejuicio, las dos compañías podían apelar esta decisión…y así lo han hecho.
Parece que las dos compañías están empeñadas en que llevan la razón. El viernes pasado las dos compañías apelaron la decisión del juez para intentar probar, por segunda vez, los daños. La mayoría de las acusaciones iniciales de las dos compañías se mantiene casi intacta, asegurando que las dos compañías creen que pueden ganar el pleito y que llevan razón.
Lo más triste del asunto es que el litigio puede alargarse extraordinariamente, ya que el Circuito Federal suele hacer caso al 40% de las apelaciones y volver a mirar el caso, y en esta ocasión Motorola recurrió 21 de las acusaciones iniciales y Apple 14 de ellas; es decir, en caso de haber juicio, sólo lo habría con estos recursos, no con el total de los iniciales, a menos que la Corte crea necesario volver a empezar de cero, lo que alargaría los juicios sobremanera. Como era evidente adivinar, cada uno se basa en leyes diferentes y en la interpretación que hacen de las mismas.
Bueno, miento, lo más triste no era lo anterior, lo más triste es toda la guerra en sí que últimamente venimos presenciando, casi siempre con Apple como una de las partes protagonistas del tinglado. Para el caso que nos atañe ahora mismo, el objetivo de Apple sería conseguir que los teléfonos de Motorola dejen de usar las patentes de los de Cook que presuntamente infringen (requerimiento judicial); pero no creo que lo consigan, para conseguir este requerimiento, deben argumentar que les hicieron tanta mella que unos cientos de millones de dólares no bastarían, cuando precisamente el caso se desestimó porque no pudieron probar daño alguno.